viernes, 16 de diciembre de 2011

Larga luz roja al semáforo

9 meses después del estreno de La delirante Sociedad del semáforo tuve la oportunidad de hacer parte de una magnífica, emocionante y estremecedora proyección de la película en la Cinemateca Distrital, el día de ayer.
Bellezas de actores naturales que forman un guionista y director capaz de moverle las entrañas a los espectadores. Así, todos estos lindos actores y Rubén, se suben a una tarima, exponen las intimidades de su película, nos muestran los grandes seres humanos que son y nos hablan de Cine.

Planos con significados profundos, lágrimas derramadas por Raúl Téllez que estremecen a cualquiera, un conjunto de imágenes, sonidos y personajes que forman una realidad en una pantalla, situaciones, que para todos nosotros como espectadores son ajenas, son lejanas y por mucho nos rozan tangencialmente la vida. Es por esto que estas imágenes han llegado a generar polémica alrededor de drogas, violencia y esa vida callejera, porque para quienes la desconocemos nos resulta ser algo fuertemente impactante, pero como Dijo Rubén son solo “villancicos” al lado de lo que realmente ellos están viviendo mientras nosotros nos seguimos considerando “el país más feliz del mundo” que cuenta con “la hermosa Ciudad de Bogotá”. Seguramente con una lista de errores en realización, cinematográficamente con largas críticas, pero esta vez no se trató de decir si la película es buena o es mala, o si me gusto o no me gusto, se trató de sentir una idea que va más a fondo de esto, que sacude emociones en cada plano, que está llena de intenciones y significados, porque como algún día un gran maestro me dijo, “la existencia de un plano no  se debe justificar, debe significar”.

Una enorme cantidad de detalles que significan uno tras otro y rectifico con esta experiencia, que el fin, no es llenar una sala y ganar mucho dinero acosta de la película, sino tener la satisfacción de llenar una sala, con personas que invadan de emociones el lugar, que se pongan de pie y aplaudan a estos actores que con la más linda humildad hablan de cine, hablan de su vida y permitieron retratarla en un filme. Se trata de lograr proyecciones como la de ayer, donde aproximadamente 500 personas deseaban entrar y que muchos de ellos decidieron esperar 4 horas para repetir la función y gratuitamente internarse en esta película, “cine que nos hace crecer hacia adentro” que le llena el alma al espectador Colombiano que sacude a los Bogotanos, lágrimas derramadas y nudos en la garganta que nos recuerdan porque un cineasta decide hacer cine, nos recuerdan que el cine sirve para divertirse haciéndolo, para crecer haciéndolo.  
Se siente una gran satisfacción salir de esta proyección y ser capaz de decir ahora yo…Semáforo: sé más for us.

“En medio del delirio y la fantasía, el halo circense que recubre sus vidas se va convirtiendo en una sinfonía al desespero, a la desesperanza y a la anarquía”.

¡Películas ante todo sinceras Rubén!
Hermosa Romelia.


Mónica Molano Soler
Escuela Nacional de Cine

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